Desde
hace bastante tiempo teníamos intención de viajar a Florencia, por
diversas circunstancias no habíamos podido cumplir nuestro deseo con
anterioridad. Por fin en este otoño de 2016 hemos cumplido nuestro
deseo, finalmente lo hemos hecho con la autocaravana y lo que nació
como conocer Florencia se
convirtió en un viaje a la Toscana.
Partimos de Madrid con destino a Vic
donde pernoctamos en su área municipal de autocaravanas, al día
siguiente cruzamos la frontera y emprendimos la larga travesía de
Francia, lo más desagradable es la cantidad de veces que hay que
parar para pagar el peaje.
En eso las autopistas italianas son mucho más amables, solo se paga
cuando se sale de la autopista. En cuanto a los precios en ambos
países son igual de caros.
La intención era hacer una etapa
larga que nos permitiera llegar lo más cerca posible de la frontera
italiana, para al día siguiente estar frescos para emprender
la larga travesía de los túneles, conseguimos llegar hasta Saint
Laurent du Var en los alrededores de Niza.
Antes de retomar la autopista fuimos
a llenar el depósito de gasoil a un Leclerc, pues teníamos claro
que el gasoil en Italia era bastante más caro que en Francia. Con
menos estrés del esperado atravesamos los más de 170 túneles que
hay entre Niza y La Spezia. El tramo más complicado es la travesía
de Génova, por los cambios de carretera, el mayor tráfico de
vehículos y los muchos túneles en curva. Habíamos localizado en La
Spezia un comercio, de fácil acceso y con aparcamiento amplio, para
comprar una tarjeta telefónica prepago para tener conexión a
Internet en Italia. Tuvimos la suerte de dar con una empleada
española, aunque con mucho acento italiano, que
nos vendió una de la compañía TIM que por 10€ nos daba 3 gigas,
válida por 30 días. Después de la compra, comimos en el
aparcamiento y pusimos rumbo a Borgo Mozzano para ver y fotografiar
su maravilloso puente medieval, por pocos minutos no conseguimos
verlo dándole el sol, aquí comenzó nuestro periplo toscano.
Marchamos hacia Montecatini Terme,
llegamos cuando ya había anochecido y nos fuimos a dar una vuelta
por el centro, siguiendo las indicaciones para peatones del
google-maps en el teléfono, estaba muy animado y nos sentamos en una
terraza a cenar una ensalada y una rica y fina pizza. Después de
cenar dimos un paseo por la zona de los balnearios. La temperatura
bajó bastante y por la noche comenzó a llover.
A la mañana fuimos a un mercado de
productos locales y nos avituallamos de frutas, verduras y quesos
todos ellos estupendos, especialmente un queso glorioso:
gorgonzola dolce.
Antes de partir hacia el siguiente
destino, Pistoia, pasamos por un Decathlon
a comprar unos forros polares, pues hacía bastante frío y no íbamos
muy preparados de ropa de abrigo.
Llegamos a Pistoia antes de que
anocheciera y nuevamente gracias al maps llegamos al centro histórico
caminando, nos sorprendió su hermosa plaza llena de palacios, la
catedral y el baptisterio. Recorrimos el animado centro peatonal,
localizamos un restaurante para comer al día siguiente y nos
sorprendió la lluvia. Después de unas cuentas dudas y de unos diez
minutos de espera cogimos un autobús que nos dejó en el
aparcamiento donde pasaríamos la noche. A la mañana siguiente,
nuevamente con la amenaza de la lluvia, visitamos los monumentos de
la ciudad y comimos en el lugar elegido la noche anterior: La
Bottegaia, todo un acierto, rica comida toscana con excelente
relación calidad-precio. Después de comer terminamos el recorrido
de la ciudad y regresamos al aparcamiento.
Por la noche había un concierto en
la catedral. Estábamos cansados e hicimos pereza y al final no
fuimos.
Solo nos restaban algo menos de 50 km para llegar a Florencia.
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