martes, 8 de noviembre de 2016

IV - El regreso


Pasamos buena noche y nos pusimos en ruta pronto, los primeros kilómetros fui muy pendiente del comportamiento de la rueda, afortunadamente no noté nada extraño. Según nos acercábamos al taller encontramos una carretera cortada por obras, la alternativa del gps era hacernos cruzar un canal por un estrecho puente que no me ofrecía ninguna confianza y menos después de lo de ayer. Circulamos unos cuantos kilómetros más y todo su empeño era que hiciéramos un cambio de sentido, a lo que yo me negaba pues era para llevarnos al puente de marras. Cuando quisimos darnos cuenta estábamos en los alrededores del puerto de Livorno, ya si que había que hacer un cambio de sentido. La fortuna esta vez nos sonrió y pasamos junto a un taller de Michelin. Entramos, le conté a un trabajador lo que nos había pasado y le pregunté si podía echar un vistazo a la rueda, lo hizo y nos tranquilizó: la rueda estaba en condiciones para emprender el viaje de regreso.

Podíamos emprender la vuelta, y así lo hicimos poniendo rumbo hacia un pueblo de la Provenza francesa (Pélisanne). Atravesamos nuevamente los más de 170 túneles, cruzamos la Costa Azul y ya de noche llegamos al destino para pernoctar.

Al día siguiente otra buena panzada de kilómetros hasta llegar a Cambrils sobre las 7 y media de la tarde a casa de nuestros amigos Joan y Rosa, después de cenar nos llevaron a un delicioso concierto de jazz en una sala pequeña, que nos encantó. Este es el grupo que actuaba THE HOT PICKLES QUINTET (hay algún vídeo suyo en youtube, merece la pena escucharlos).

A la mañana siguiente nos llevaron de excursión al bello pueblo de Siurana en el Priorato.



Después de un rato de sobremesa nos pusimos otra vez en marcha con rumbo a Calatayud, se nos hizo algo tarde y terminamos pernoctando en La Almunia de Doña Godina.

La mañana del domingo 23 llegamos a encerrar la autocaravana y a comer a Madrid.
 
Han sido 20 días de intenso viaje, muchos kilómetros, situaciones complicadas, empacho de arte, buena comida, hermosos lugares, buen vino, climatología variable y peor de la esperada, gas-oíl carísimo en Italia. Gente pícara y gente maravillosa....

Toscana bien vale un detenido viaje, habrá que volver para recorrer los muchos lugares que nos han faltado. La experiencia adquirida nos servirá para disfrutar más y sufrir menos.

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